Apenas despierto un poco, el ladrido se hace presente en la cercanía. La noche envuelve la habitación, el sueño aberrante comienza a crepitar mi consciencia, la consciencia.
Me aterra de donde vengo.
Ya habían pasado estos episodios. Cuando mi cuerpo está inmóvil, pero mi espíritu despierto. Lo oscuro ya no me visitaba,
-¿Por qué regresas? Le preguntó.
No hay respuesta. No sé si ya me puede escuchar, pero yo a ella sí, la oscuridad es ensordecedora.
– Ya me habías olvidado.
– Podrías ser un poco más cordial al aproximarte, que no ves que me aterras.
Siempre te aproximas con tu celeridad viscosa, te mantienes un tanto distante, te mueves por las orillas y te cuelas entre las ranuras, cubriendo la superficie de tu negritud. Los ladridos del perro me avisan sobre tu presencia.
-¿De qué manera me protejo yo ahora?
Mis gritos solo tú los escuchas, apenas y yo me alcanzo a escuchar. Eres sofocante.
Comienzo a sentir el delirio embriagando mi cuerpo.
Primero los pies, un breve zumbido que se comienza a manifestar, e incrementa hasta que me convierto en panal. Sigo despierto, pero pronto ya no sé si estaré. El vértigo me comienza a desvanecer, mi cuerpo pierde el control, la frecuencia ahora está fuera de mi rango. Existo entre la interferencia.
Todo comienza a volverse un síncope de la razón, y yo no entiendo nada. Mi cuerpo es como si ya no fuera mío, cada vez es más alarmante tu cercanía, y mi colapso más real.
Escucho el sonido de un avión de la Wehrmacht, en este limbo de consciencia.
Algunas veces logré regresar a mi presente mordiéndome la lengua, sacudiendo mi cuerpo antes de que arribe el desvanecimiento, pero hoy no es una de esas, hoy es demasiado tarde, ya te siento muy cerca, faltan unos minutos que se sienten como eternidad para que nos encontremos de nuevo.
Otras veces trate de atravesarte, rendirme ante tu frecuencia para poder convertirte en aliada, trate de entrar sin miedo al abismo, pero es imposible no aterrorizarme con tu luminosa sombra. Traté de rescatar algo de conocimiento de la experiencia, pero de la misantropía total, lo único consecuente es la putrefacción.
Tengo claro que cuando te acercas siento el abismo, mi abismo.
Vivo dormido y despierto en el sueño. Me aterra que me muestres mi somnolencia.
Los ladridos me anuncian tu llegada, se han incrementado y no paran. Tú no sabes parar. Eres como una tormenta inminente, ha empezado a llover.
. . .
Ahora me dejas verte, pero eres engañosa. Primero te comienzas a manifestar destellante, aún no concibo tu forma, pero pude despertar brevemente, me encuentro tan alerta como el perro de la noche, que aún ladra. No regresaré al sueño, me lo prometo a mí mismo.
-¿Pero cuánto aguantaré? Mi lucidez es ínfima, debo procurarla.
No sé si es la oscuridad de la noche, mi oscuridad o la oscuridad aterradora. Esta vez se siente diferente a las demás, antes te colabas entre ranuras y solo te veía en una aceleración, hasta que me ahogabas con tu penumbra.
Pero me aterras.
– ¿Aún no lo has comprendido?
Mis gritos apenas y yo los escucho, es imposible resistirme a este desvanecimiento.
Un grito ahogado y un segundo muteado, un tercero y un cuarto que no se materializan, mi palabra carece de frecuencia.
Es una simple sílaba, una sencilla letra, A. La letra con la que inicia el nombre y apellido de Antonin Artaud. La próxima vez probaré decir su nombre como conjuro. Un quinto grito y ni el aire me escucha. Estoy atrapado en el sueño.
Ahora ya no sé cuál es mi lucidez y cuál es mi ensoñación, pero en ambas te manifiestas, así como los ladridos. Y poco a poco comienzo a darte forma, eres un espectro humeante de oscuridad.
En ti observo mi vació, y me aterra. Me duele y me incomoda materializarte, tienes el aspecto de una nube cumulonimbos, y estas nubes significan mal tiempo.
-¿Qué sucederá cuando se manifieste la tormenta?
-¿O esta es la calma?, en este letargo no sé identificar la diferencia.
Veo mis brazos y veo mis piernas, y me veo durmiente, pareciese que nada está sucediéndome, pero me veo verte y te veo verme. Eres el centro del toroide, un agujero negro que arrastra hacia tu oscuridad toda aquella luminosidad.
Pero nunca te había observado con claridad,
¿Por qué esta vez sí?, parece que ya te conozco.
No eras tan desconocida como te imaginaba, ya nos hemos relacionado antes. Pero ya te he dejado en claro que yo no quiero relación alguna contigo, porque sigues apareciendo.
-¿Ahora así será la calidad de tus visitas?
. . .
. . .
. . .
. . .
¿Por qué escucho un ladrido?, ya lo había escuchado antes. Y esta ensoñación ya la había soñado antiguamente.
Esa sombra de ahí, es de mi despertar o es de mi soñar. La oscuridad me observa y yo la observo a ella.
Esta amnesia constante la identificó como tu presencia.
-¿Por qué no te has ido?
-¿Qué quieres de mí? Parece que quisieras que te cuestione esta vez.
Yo solo quiero dormir, y tú solo me quieres desvelar, permíteme descansar. Este insomnio me mata noche a noche.
Y por alguna razón, solo me recuerdas a “La jouissance”: el orgasmo, el abismo. No me quiero perder, tanto trabajo que me ha costado iluminar el camino. Yo ya no pertenezco al subsuelo, conozco a Hades y le mando saludos, pero en definitiva no lo extraño.
De tan negra que eres me reflejo en ti. Pero…
-¿Dónde quedo el alarmante zumbido que te caracteriza?
-¿Por qué ahora hay calma?
– ¿Se acerca la tormenta?, o ¿acaso ya ha terminado?
Estás detenida frente a mí, eres como una polaroid revelándose, pero ahora ya te has materializado.
Estás posada frente a mí como un fresco, ahora identificó que fuiste parte de mí, eres parte de mí, y serás parte de mí. Hagamos las paces, y prométeme que la próxima vez que te manifiestes, no será de manera alarmante.
Del gr. bizant. ἄσκησις áskēsis; propiamente ‘entrenamiento físico’.
1. f. Reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y el logro de la virtud.
Ascesis es mi palabra favorita el día de hoy, por lo que describe, por lo que me recuerda. Es una palabra que en mi experiencia es poco común, no muchas personas la usan y muchas menos la viven. Es curioso como hay palabras que le otorgan un especial sentido a la vida, como si mi experiencia fuera huérfana y de pronto encontrará una palabra que la adopta.
Así experimente descubrir esta palabra.
No recuerdo con precisión dónde leí esta palabra, puede que haya sido en alguno de los diálogos de Platón, Fedón, Gorgias o El Banquete. No lo tengo muy claro…
Al comenzar a escribir esto me siento un poco intimidado con respecto a abordar un tema de tal importancia y magnitud. A mi cabeza llegan los siguientes pensamientos: ¿Te has vuelto tan loco que escribirás un artículo sobre una sola palabra? ¿Qué te crees filósofo? ¿Qué tanto puedes decir con respecto a una palabra?
Pero no me funciona escuchar tanto esos pensamientos, y trataré de fluir con respecto a porque es de mi interés hablar de esta bella palabra y hermoso concepto.
Mientras redacto esto, me acompañó de la siguiente canción: Within You Without You (Remix), The Beatles 1967. Me parece lo más cliché pero a la vez lo más adecuado para escribir sobre esta palabra. Me parece que si las palabras se definieran con canciones esta sería una buena melodía para describirla.
Comenzaré por un recuerdo que siempre que leo la palabra ascesis viene a mi mente. En el verano del 2010 cuando tenía 12 años, justo después de que España fuera campeón del mundo en fútbol, tuve la oportunidad de que mi familia me llevara a Europa. Conocí Barcelona por primera vez en mi vida, y al conocer Barcelona encontré la Sagrada Familia y por ende a Antoní Gaudí, que para mi fue una locura, me pareció impactante encontrarme en una basílica tan peculiar y tan divertida, para mi como pequeño estar ahí fue híper estimulante.
Encontré formas, colores y figuras que nunca hubiera imaginado pudieran ser parte de una construcción real. Pero hubo algo que captó aún más mi atención. En las puertas de la basílica las cuales se caracterizan por un alto relieve conformado por mil y un palabras y tal vez oraciones. Se encuentra una oración muy particular con un color dorado que hace resaltar la frase de las demás, dice lo siguiente: ¿i que es la veritat?.
Yo solo recuerdo que para mi fue muy peculiar leer esa frase estando ahí, porque además yo no la descubrí si no que fue mi papá quien lo hizo y tengo grabada en mi memoria la fotografía que mi papá capturó de la frase en ese momento.
Identificó que yo era un niño muy curioso y recuerdo haberle preguntado a mis padres que significaba la frase. Mi papá me respondió: ¿Que es la verdad?, en ese momento recuerdo de pequeño experimentar una gran confusión, ¿Como que? ¿Que es la verdad? en ese momento la pregunta carecía de sentido para mi. Pero recuerdo la intriga de ver la foto y preguntarme ¿por qué solo esa frase estaba en color dorado? y también repetirla sintiéndome un extranjero que había aprendido algo del lugar en el que me encontraba. Tal vez ese fue mi primer contacto con cuestionarme que era la verdad. Confuso, intrigante y caluroso por el cálido verano que se suscitaba en la costa Española.
Foto de mi papá, 2010.
Creo que después mi segundo contacto con respecto a cuestionarme sobre la verdad en mi vida, aconteció en mi adolescencia, la primera vez que leí “The doors of perception” de Aldous Huxley. Pero no sucedío solo al leer el libro, sino que comenzó a tomar fuerza en mi cabeza ya que en esa época comencé a experimentar con psicodélicos, y por ende llegó a mi el libro de las puertas de la percepción. Para mi era importante explorar las fronteras de mi realidad y en su momento los psicodélicos me ayudaron a trascender esas fronteras, o al menos eso creía en ese momento. Citaré a continuación una de las quotes más representativa de esa época de mi vida y tal vez también de esa búsqueda humana.
“If the doors of perception where cleansed everything would appearto man as it is, Infinite.
For man has closed himself up, till he sees thro’ narrow chinks of his cavern.”
William Blake.
Blake, 2024.
Para mi esta frase significaba liberación, y yo lo buscaba a través del consumo, sin darme cuenta que estaba encarceladome en una caverna diferente.
Me gustaría realizar un paréntesis, ya que al comenzar a escribir sobre esta palabra, muchas de las fuentes al consultar en Google sobre el significado, están ligadas a aspectos religiosos. Para mi el enfoque de la ascesis no tiene que ver con un aspecto religioso, sino espiritual, lo cual es totalmente diferente.
Habiendo abierto este paréntesis, quiero comentar sobre la espiritualidad en esa época de mi vida. En la que llegó Blake y los psicodélicos.
Crecí en una familia de educación católica pero no de prácticas religiosas y también diría que poco espiritual desde mi punto de vista. A mi no se me inculcó una práctica espiritual, ni un contacto consciente con algún ser superior.
Cuando comencé a probar las sustancias psicoactivas, para mi en el sentido espiritual, fue como si hubiera conocido a Dios. Comencé a tener fe en la droga, me volví un fiel creyente y practicante del consumo, según yo buscando la libertad, la verdad. Pero aquí se tergiverso el camino, en vez de entrar en una práctica espiritual, entre en lo que mi psicólogo llama un turismo espiritual, lleno de falacias, apariencias, pose y falsedad.
Confundí la libertad con el libertinaje, y confundí la liberación del espíritu con ser esclavo del deseo, esto me llevó a una caverna aún más estrecha que en la que vivía antes. De mi vida se apoderó una estrechez y una oscuridad sofocante.
Lo que ninguno de los beatniks y escritores de la contracultura, a los que les rinde culto dijo con respecto a la experiencia psicodélica es que la verdad revelada por las sustancias, es una verdad química, y por ende falsa.
Tal vez aquí se puede incluir una de las frases de la poesía más poderosas que he leído al día de hoy, escrita por uno de los más grandes escritores de la contracultura que ha existido. En su filosofía si encuentro verdad, si tan solo la hubiera entendido en su momento…
I saw the best minds of my generation destroyed by madness, starving hysterical naked,
dragging themselves through the negro streets at dawn looking for an angry fix…
Allen Ginsberg, HOWL.
Burroughs, dijo: “Nothing is true, everything is permitted.
Y claro, analizando ahora esta frase. Puedo entender que yo vivía en un frenesí en una locura, en una realidad sin cimientos, casi como una realidad esquizoide, más bien narcisista. En una vida en la que el deseo del individuo es el motor de vida, y uno es esclavo de él. Uno hará lo que sea por satisfacerlo, me volví un animal materialista y carnal, víctima de mi. Y quiero mencionar que esto no es una labor que haya hecho solamente yo. Si no que la sociedad en la que habitamos hoy en día, tiene estas mismas características de una sociedad narcisista, el mundo está inundado por una esfera de imágenes e ideas que carecen de verdad. Malditas redes sociales, maldito culto al narcisismo, maldita enajenación. Yo me dormí. Y camarón que se duerme se lo lleva la corriente, en este caso, la corriente narcisista.
Hoy he dejado atrás a los beatniks y las ideas de la contracultura de los años sesentas. Tal vez en esa época sí tenían un tinte idealista y de liberación, pero hoy en día se necesitan despertares más radicales. Hoy en día se necesita lucidez y sobriedad, había un batch que los integrantes de los “Hell’s Angels” portaban en sus chalecos, 1%ER, lo llevaban aquellos rebeldes que creían en la liberación a través del consumo, pero en la sociedad en la que vivimos el día de hoy ya no existe ese uno por ciento. Ahora el consumo está normalizado, hoy yo diría que sería importante crear un parche para rebeldes con causa que se vea de la siguiente manera 0.1%ER, para aquellos que deciden vivir libres de la sustancias, renunciantes al deseo y a los placeres carnales de la vida.
0.1%ER, 2024.
Agradezco haber transitado por la literatura e ideología que antes mencione, porque en definitiva me permitió vislumbrar nuevos panoramas. Que antes no conocía y que ya experimenté, concluyendo que para mi por el camino de los facilitadores químicos no encuentro nada más que esclavitud, dolor, obsesión y locura.
Para ir concluyendo compartiré un poco de cómo la ascesis se ve reflejada en mi vida y cómo la llevó a cabo. Yo entiendo la ascesis como un entrenamiento para el alma, y es una cuestión sumamente compleja, en la cual muchas aristas se manifiestan. El otro día una persona que admiro en demasía dijo que “Aprender a vivir, es aprender a morir”, para mí en términos terrenales y prácticos, eso es la ascesis: Aprender a vivir, y por ende encontrar paz. Y no la paz que nos venden en los comerciales de seguros de vida, siempre habrá algo sucediendo en este mundo, pero a través de ordenarme confío en que podré ir encontrando serenidad. Porque para mi es muy claro que cuando atento hacia el desorden, me comienzo a desbalancear. Antes yo buscaba la misantropía, disfrutaba de su presencia, puede ser muy cautivadora y enajenante, pero me conduce a una muerte del espíritu. Cuando procuro mi órden, procuro mi espíritu.
Grounding, 2024.
Para nada me he vuelto un monje budista ni mucho menos, hoy existen muchos espectros en los cuales aún no he encontrado un balance adecuado, viable para que la germinación de la serenidad suceda, pero no me rendiré y seguiré intentándolo.
Creo que uno de los puntos más importantes en relación a mi ascesis, es conducirme desde la honestidad, en mi vida ya no hay espacio para la falsedad. Hablar mis tormentos me libera de ellos, he encontrado una red de apoyo con quien compartirlos y escuchar el de las demás personas, esto en definitiva ha sido esencial en mi práctica. Escucharme me ayuda a encontrarme, y escuchar al otro también.
Otro de los puntos esenciales en mi ascesis ha sido el tema de la renuncia, como ya lo mencione anteriormente, en alguna etapa de mi vida, me volví esclavo de mi deseo narcisista, me volví un eterno dependiente de mi deseo carnal. Las voluptuosidades de la vida me embriagaron y me dejaron con una terrible resaca de la que hoy me sigo recuperando, para mi hoy es importante, confiar en las ideas de los gigantes, me refiero a Platón. “In Platón we trust”, Renunciar al éter, al agua, al placer, para procurar el mundo de las ideas, para procurar el pensamiento. Hoy más que nunca con firmeza practico esto. A través de la renuncia, encuentro la paz, porque ya no soy esclavo del deseo, me libero de mi mismo, ahí es donde encuentro la trascendencia de mi ego, antes yo imaginaba que liberarme del ego se podía ver como una experiencia iluminada en donde me encontraría con seres místicos que se llevarian a mi ego y yo quedaría “egoless” trascendido. Hoy me doy cuenta de que no es así. Sino que en mi experiencia yo cargo con mi ego 24/7, pero rehusarme a sus demandas y deseos, me ayuda a cultivar la trascendencia del espíritu. El ego es parte de mi, el ego es humano. Negarme a él sería negar mi humanidad, negar la vida.
La compasión es otro de los puntos clave para mi ascesis, reconocer quien soy hoy, pero no para los demás como en un esquema narcisista, sino que reconocerme para mi. Yo hago mis prácticas mi sadhana para mí, para nadie más. No necesito el reconocimiento ni la aprobación del exterior, y por eso es sumamente importante recordar mis logros y mi humanidad, como diría Ram Dass: ¿Why don’t you try being human?
El ejercicio físico en definitiva para mi es de gran valor en mi ascesis, a través de procurar mi cuerpo, procuro mi espíritu. He encontrado tres disciplinas en las cuales puedo desempeñarme con mucha alegría, motivación y conciencia. Para mi son las siguientes:
Bouldering, Running y Yoga. A través del ejercicio físico puedo encontrar el verdadero “High” que antes busqué en las sustancias, hoy consumo pura dopamina de la buena.
Y creo que en este mismo rubro, también agregare la parte del cuidado físico, alimenticio. Hoy me abstengo de consumir cualquier tipo de sustancia que altere mi percepción, incluida la nicotina, solamente no me funciona y percibo una levedad mayor en mi ser cuando me abstengo del consumo.
Bambi, 2024.
Mi dieta, curiosamente, está migrando a una dieta principalmente vegetariana, aunque aún hay espacio para consumir carne y mariscos, solo he reducido el consumo. Nunca imaginé que fuera a lograr vivir como hoy lo hago. Pero me siento bien. Mi ego me podría decir que que aburrido vivo, pero la verdad es que no.
Últimamente se me ha antojado probar a fumar un puro, en específico un tabaco llamado Maria Mancini, lo conocí porque el personaje de “La montaña sagrada” de Thomas Mann, novela que me encuentro ahora leyendo, goza de fumar. Próximamente me regalaré el gusto de experimentar si se siente adecuado estimularme a través de ese tipo de tabaco. Ya que tiene más de 6 meses que no consumo tabaco comercial.
*Breve nota: Consumí el puro, no me funciono. Mi sistema respiratorio se sintió irritado y contraído. Se probó el tabaco de otra manera y hoy gracias a que me conozco, puedo rehusarme a fumar. Mi lado adictivo claro que me comparte que debería de fumar, pero mi conciencia sabe que no le hace bien.
Hoy procuro estimularme a través de los sentidos, por ejemplo: Me compre un difusor de aceites esenciales, e invierto en aromas como el patchouli y el abeto siberiano que disfruto de percibir en mi atmósfera. Y bueno, la comida, el ejercicio, el arte son algunas de las maneras en las cuales consigo el estímulo.
Tiempo, 2024.
Autoconocimiento es otra de las aristas que conforman mi ascesis y creo que es una de las más importantes para tratar de encontrar una práctica encaminada a la liberación del espíritu y la búsqueda de la verdad. Para cada quien siento que se verá distinta la paz y la serenidad, entonces el estar conmigo y escucharme y conocer quien realmente soy, detrás de los velos del ego y las pasiones carnales del deseo me ha ayudado a conocer mi verdadero ser y por ende mi verdadera paz.
Para mi uno de los elementos más importantes en este aspecto es el escribir, hoy llevo un diario, tanto consciente como inconsciente. Llevo uno en el que registró, pensamientos, reflexiones, ideas, lecturas, imágenes, dibujos, etc.. que suceden en mi diario vivir. Y uno en el que registró el movimiento inconsciente de mi mente, me refiero a los sueños. Para mí se ha vuelto una herramienta esencial de vida, a través de escribirme me conozco.
La lectura es otro de los aspectos que me ayudan a reflejarme en las experiencias, ideas y filosofías de otros personajes o personas, de esta manera, construyó y amplió el mundo de las ideas en mi cabeza, para mí la literatura, es esencial en la vida humana. La literatura libera, libro y libre solo es diferente por una letra.
Me parece que la fotografía es otra de las expresiones artísticas mediante la cual busco el autoconocimiento, a través de retratar mi realidad, generó interpretaciones de ella, que me ayudan a otorgarle un sentido. Retratar mi experiencia humana es un ejercicio que procuro, me gusta últimamente saber que estoy generando un archivo de mis vivencias. Lo que mi memoria no pueda recordar, mis fotografías si.
Otras artes como el cine, y las artes plásticas me ayudan a encontrar filamentos o reflexiones sobre mi verdad, agradezco las artes. Me brindan reflexión y libertad.
Claro está que la terapia para mi es esencial, sin ella no podría estar escribiendo esto hoy.
Para concluir, solo quiero mencionar que una de las prácticas más importantes y en la cual encuentro un sentido de vida es tratar de vivir desde el amor. A lo largo de mi vida me he conducido a través de otros estados de conciencia, pero hoy el que más me atrae es el amor.
Para mi, como dijo John Lennon: “Love is the answer”, y esto se ve manifestado en cómo me conduzco hacia mi cuerpo, hacia mi mente y hacia mi espíritu, primero conmigo y después con los demás. Esto no quiere decir que no me enoje, o que de pronto no envidie, o no deteste alguna actitud. Porque eso sería vivir desde la falsedad y desde la demanda para conmigo mismo. Pero si trato de llevarla suave. Un ejercicio que he estado practicando en los últimos meses.
Después de leer, “The map of consciousness, Explained” de Dr. Richard Hawkins, en el cual plantea un simple ejercicio para practicar la ligereza: Deja pasar a todos en el tráfico, eso te dira si estas tan elevado como crees. Jaja, y digo obviamente hay veces en las que cero lo quiero hacer, pero si trato la mayoría del tiempo conducirme desde ahí.
Hay mil y un manifestaciones de cómo procurar el amor, cada quien podrá ir encontrando las suyas. Saludar a los niños, o sonreirle a los extraños, abrazarme con amor y consciencia, así como hacerlo con las personas que amo y quiero para mi son algunas otras de estas prácticas.
Para mi fue importante escribir sobre cómo llevó a cabo una ascesis en mi vida, compartirlo con los demás, me pareció adecuado. Comienzo a cerrar con un par de frases que hoy iluminan mi camino y me inspiran a seguir procurandome a través de una sadhana.
I am perfect, just the way I am. But there’s still room for improvement.
Una tarde de mayo, más calurosa de lo normal, transpiraba en demasía, y mi playera de algodón se hacía más pesada de lo que era. Siempre había detestado hacer el check-in en hoteles de playa, lo único que quería era aventarme a la alberca y correr hacia el mar. Sin embargo el check-in me recuerda que solo soy un visitante más, y que mi cuerpo no está acostumbrado al calor. Comencé a experimentar una sensación de incomodidad en los pies, como si el calor, me recordase que ahí tenía dos pies, con cinco dedos cada uno, y solo podía sentir el calor acumularse en mis tenis. Sentía como si fuera una canasta de tacos sudados, o una torta ahogada en bolsa, me produce asco esta sensación. La chica del mostrador del hotel me indicaba el número de mi reservación y los detalles acerca de mi estancia, yo solo podía pensar en la brisa de la costa y los intensos colores que el hotel tenía. Me parecía un poco extravagante y fuera de lugar la elección de la paleta de colores del espacio, yo sabía que venía a hospedarme en un hotel concepto como se hacía llamar, y esperaba extravagancias, pero el color solo me estaba sofocando.
La arquitectura del lugar era como si Luis Barragan y Pedro Friedeberg hubiesen colaborado en una construcción. Los muros estilo Barragán, pero los colores tan explícitos como en los cuadros de Friedeberg, la paleta principal consistía de un verde amargo y un rojo pasional, en la playa estos colores parecían fuera de otro mundo, y solo me generaban ganas de tomar agua y follar.
Después de realizar el check in, un bellboy me acompañó a mi cuarto. Durante este traslado, en algunos de los pasillos con un intenso aire acondicionado, pude ver a través de ventanales, albercas privadas de ciertas habitaciones. El fluir del agua en las superficies rojas y verdes, generaba en mí lujuria, y acompañado de mis sudados calcetines, solo encontraba confusión en mi mente.
Lujuria, calor y sed eran una muy mala combinación para alguien como yo.
Me encontré en mi habitación, conmigo. Recordando cuál era el propósito de mi estadía, en este lugar, ¿Cómo había llegado yo aquí? algo me indico que estaba aquí para festejarme.
¿Festejar qué?, ¿mi locura?, ¿mi sed?, eso no lo tenía claro. Pero mi familia me había regalado un viaje y me encontraba yo aquí, entre rojos y verdes, entre Friedeberg y Barragán. Los calcetines ya no eran más un problema, pero al ver mis pies ahora sentía como una comezón hasta que se desvanecieron en la losa que pisaba, ¿me estaba esfumando? Una pisada a la vez.
Decidí ir por algo de comer, lo menos que uno quiere al encontrarse en un hotel de costa, es encontrarse en una habitación con aire acondicionado y coger un resfriado. El restaurante me sorprendió, la atmósfera ahora me invitaba a quedarme y estar un tanto más en paz con el presente, me recibió un espacio con claros tintes de clasicismo, de cierta manera, me recordaba ciertas salas del palacio de Versalles y me invitaba a portarme como Dionisio, me senté solo. ¿Dónde se encontraba mi familia?, con la que iba a festejar. El menú consistía de platillos mediterráneos. Me pedí un suero y sentí la burbujeante efervescencia del fresco líquido, calmar mi sed; no tanto mi lujuria, y un poco menos mi locura.
Pedí un ceviche de callo de hacha, también unas almejas chocolatas y un aguachile, el mesero me ofreció el vino rosado del día, pero yo no bebo, ¿desde cuando no bebía?, no lo sé. Pero lo que menos necesitaba era un estado etílico, me sentía fresco y con un poco de claridad, cuánto me había costado estar así. A unas mesas de distancia pude observar a unas señoras, se veían con mucha menos claridad que la que yo tenía, ellas sí disfrutaban de los vinos y de sentirse Ninfas dionisiacas en un salón con interiorismo pseudo-clasicista, todo era una apariencia, pero parecía que no la estaban pasando mal. Me costaba trabajo disfrutar de mi callo de hacha mientras las estrepitosas risas de las señoras penetraban mi consciencia, la verdad era imposible que no captaran mi atención, genuinamente parecían ninfas, vestían de blanco y sus prendas eran holgadas y frescas, su piel pecosa y bronceada, en momentos su aroma llegaba hasta mi mesa, una mezcla de almizcle, hormonas, vino y limonada. Las cuarentonas comenzaban a atraerme, no me podía resistir a los aromas y menos a las ninfas, mi lado estoico me decía que me concentrara en mi comida, pero mi lado necio no podía evitar voltear a ver el gran show que estaban montando. Traté de disfrutar mi comida, la cual en definitiva tenía un gran sazón, no me considero muy conocedor en mariscos, pero tampoco un ignorante, la frescura de los alimentos era muy buena. Lo que más disfruté esa tarde fue el callo de hacha, podría haber pedido solamente callo de hacha y hubiera estado perfecto. No tomé postre.
Cuando me iba a levantar para retirarme, las ninfas comenzaron a desvariar. Una de ellas comenzó a desnudarse y las demás la siguieron, curiosamente yo era el único otro huésped en el restaurante y como buena cortesía, me invitaron a desnudarme también. Me pareció un gesto amoroso que me invitaran a hacerlo, sus cuerpos eran sensuales y suaves para la edad que aparentaban según su plática y modismos. En mi mente yo ya comenzaba a imaginar todo un carnaval de placer y depravación con ese grupo de ninfas. Pero algo en mi rechazó la oferta de desnudarme con ellas. Mi pulso se comenzó a acelerar y sentí una gratificación instantánea en el hemisferio del sophos en mi mente. Me había rehusado a las voluptuosidades de la vida. Pero una de las ninfas se acercó a mí cuando estaba por salir del salón, nuevamente invitándome a desnudarme, tocó mi brazo y mi pecho, era muy bella, tenía unos lindos pezones rosados que tenían una erección, me recordaba a Eva Green en “The Dreamers”. Sentía que ya no era tan estoico y que tal vez podría quedarme a disfrutar, pero sabía que no me convenía, algo muy dentro de mi, me decía que tuviera mucho cuidado, que algo ahí podía salir muy mal. Afortunadamente cuando estaba muy cerca de mí, noté su mal aliento, y eso rompió toda la fantasía. Me largué. Todo eran apariencias.
Caminando por los pasillos hacia mi cuarto; lo que antes había sido una cascada artificial que mediante el roce del agua me produjo una sensación de excitación, ahora me produjo náusea y asco, parecía sangre. Me encontré experimentando una claustrofobia particular, los pasillos me parecían oscuros y lúgubres, ¿acaso había alfombra antes?, ¿quién era el maldito diseñador de interiores de este hotel concepto? no podía jugar así con mi cabeza, ¿estaba imaginando yo la alfombra? ¿quién pondría alfombra en un hotel de playa?
Quería escapar de ese nauseabundo pasillo, quería vomitar los mariscos frescos que había comido, me sentía inundado como por una trompeta cacofónica en una melodía acelerada de jazz, necesitaba un excusado.
Vomité los mariscos y me dolió la garganta. Lo que antes había tratado de evitar: Un huésped enfermo en su cuarto de hotel, con aire acondicionado, que le produce frío, era yo en ese momento. Sudaba frío, y solo agradecí que el piso fuera de mármol y no de alfombra.
¿Habría sido la alfombra o el mal aliento de la ninfa lo que produjo la náusea en mi?
No había desecho mi maleta, así que me dispuse a desempacar. La maleta no tenía ropa, tenía un taladro y discos duros, pero no tenía nada más. Ya no sabía ni quién era yo, ¿cómo me llamaba? ¿Qué hacía yo aquí? Entré Barragán y Friedeberg.
Desperté y solo tenía la necesidad de salir a caminar, curiosamente había ropa adecuada en la habitación a mi despertar.
Me encontraba en un sendero peculiar, el sol inundaba el día, el sendero era una canaleta de tierra, estrecha y era difícil caminar en él.
De pronto observé unos perros, me comenzaron a seguir, me pareció que podían ser agresivos. Y solamente traté de alejarme pero no se iban y comenzaron a gruñir, entró en mi un temor, no me apetecía recibir inyecciones para la rabia, y menos con el calor. ¿Por qué no había ido a refrescarme al mar? ¿Por qué me encontraba entre perros rabiosos y senderos estrechos?
Uno de los canes comenzó a acercarse aún más, parecía no temerme y gruñía con más potencia, si les daba la espalda sería mordido.
La situación había escalado suficiente y tuve que marcar un límite físico con los perros, en el sendero había piedras en los costados, piedras de buen tamaño con las cuales se podía bloquear la canaleta, así que comencé a mover piedras las cuales caían entre mi y los canes, esto si que los espanto, y además bloquee el camino. ¿Ahora cómo regresaría?
¿Qué hacía yo aquí? ¿Las ninfas serían más peligrosas que los perros?, seguí caminando, no sabía hacia dónde, lo único que tenía claro es que me encontraba entre Friedeberg y perros, entre senderos estrechos de tierra y Barragán, entre ninfas y una costa calurosa.
Recuerdo la primera vez que fuí de campamento, sucedió cuando tenía aproximadamente 8 años, recuerdo disfrutar del bosque, de los senderos tierrosos y de dormir en mi sleeping bag. Mis padres nunca fueron realmente de ir al bosque, para mi era una experiencia extraordinaria. A los 11 años viendo videos en Youtube me encontré con que existía un deporte llamado “MTB” o en español, bicicleta de montaña, me cautivo enteramente la idea de que se podía ir al bosque a descender senderos en una bicicleta, así que investigue donde se podía practicar el deporte y di con que en el Desierto de los leones era posible practicarlo.
Ese fin de semana me encontraba explorando el bosque con mi papá, lo cual fue una experiencia sumamente gratificante y nueva, conocer un nuevo espacio en el cual me sentía pequeño y con cierto temor. Siempre luché en integrarme a los deportes comunes que se practicaban en la sociedad, el fútbol, el fútbol americano, baseball, basketball, etc…
Cuando descubrí la posibilidad de explorar y conectar con la libertad a través de mi bicicleta, algo hizo click y solo comenzó lo que es una de mis grandes obsesiones en la vida (aun y cuando hoy no la practico con regularidad).
La bicicleta me ayudó a descubrir lugares los cuales si no me hubiera embarcado en ese viaje, no hubiera conocido. Mi bicicleta a los 16 años me llevó al desierto del Moab, conocí la Sierra Norte de Oaxaca, muchos de los bosques que rodean la CDMX y muchos otros lugares que llevo en la memoria y el corazón.
Hoy realmente no practico tanto el Enduro o la bicicleta de montaña, en esta etapa de mi vida, me encuentro explorando nuevos panoramas de la libertad, a través del “Bouldering” o Escalar piedras.
Para mi es curioso que estos deportes me han ayudado a encontrarme, a encontrar mi identidad, pero tanto ha sido el deporte el que me ha impulsado a encontrarme, como lo ha sido la experiencia de estar en contacto con la naturaleza.
Como mencioné anteriormente es curioso que yo me encuentre buscando esta cercanía con la naturaleza, mis padres no son precisamente los más aventureros, pero algo habita en mí que me empuja a estar allá afuera, que me invita a descalzarme cuando estoy en el bosque y hacer un poco de “grounding” con mi entorno.
Tal vez mi gusto por la naturaleza provenga de ver programas de Animal Planet, Discovery Channel y National Geographic desde muy pequeño. O puede ser que lo haya heredado de mi abuelo materno que sí tiene un cierto espíritu aventurero, de hecho quiero robarle su camioneta la cual adaptó para ser RV y echar un buen viaje de la CDMX a Yosemite.
Estos pasados días me he encontrado compartiendo energía con el bosque, con diversos bosques y espacios naturales. He estado yendo a caminar al Desierto de los Leones, a correr al Parque Tarango, a escalar a Mineral del Chico y Salazar, y me siento en casa. Me he dado cuenta que en mi vida tengo un objetivo muy claro, estar en contacto con el bosque, con la naturaleza. El bosque me regala una energía vital, el bosque me recuerda que soy una pizca más en este universo, me recuerda la impermanencia, me recuerda los matices y texturas que puede tener la existencia, el bosque me hace sentir vivo.
Disfruto la experiencia de estar allá afuera, no bañarme y no sentirme incomodo, si no me baño en la ciudad me comienza a picar el cuerpo y experimentó una incomodidad que no me permite habitar en el aquí y en el ahora, en cambio cuando estoy allá afuera, la vida se vuelve más simple, deja de haber problema cuando no estoy bañando, me sueno mocos con tierra y solo me parece gracioso, no hay estándares sociales a los cuales adecuarlo, saludo a las personas, agradezco a las piedras, al viento, a la sombra, a los árboles, a los helechos, benditos helechos, me impresiona siempre pensar que estos seres habitan en esta tierra aproximadamente desde la era paleolítica o antes, algo deben saber que yo no, de eso seguro estoy.
Algo que también es sumamente importante mencionar es que he descubierto la importancia de con quien comparto mis momentos en el bosque, y siento que el mismo bosque me ayuda a encontrar a mi tribu, hoy agradezco que siento que estoy pudiendo contactar con esta tribu, aunque suene primitivo jaja.
Por último solo quiero recordar que para mi estar allá afuera es un privilegio, tengo un amigo que mencionaba el privilegio de poder realizar un ascenso a una montaña, lo común es que la gente esté en la ciudad, muchas personas no están enteradas de los amplios bosques que se encuentran a las afueras de la ciudad. Y desafortunadamente el bosque es impermanente, sobre todo al ritmo y estilo de vida que se vive el día de hoy. Es insostenible mantener las áreas verdes con vida, para mi es de suma importancia presenciar y vivir estos espacios mientras se pueda.
Manifiesto aquí que al escribir esto espero estar acercándome más a mi objetivo de estar cerca del bosque, de estar allá afuera. La verdad me llama mucho la atención la “Dirtbag life”, tengo un amigo que me dice que “A simple life, is a happy life”, en mi intención es hacer lo posible por mantenerme en contacto con la verdeza del afuera.
Por acá les seguiré compartiendo las reflexiones de mi presente.Y mis experiencias en la naturaleza.
“Stay green”
Y les dejo un gran poema que me conmueve y emociona de William Blake.
Hoy escribiré un poco sobre el centro de Tlalpan y como me encontré a David Wojnarowicz en una pequeña cafetería. Primero que nada, yo nunca había visitado el centro de Tlalpan, hasta el pasado fin de semana en el cual acompañé a mi hermana a una actividad que tenía que realizar por parte de su universidad, la verdad es que yo no me motivo normalmente a acompañar a mi hermana a sus actividades universitarias. Pero hay un lugar en Tlalpan muy específico que me interesa visitar, así que me dije ¿por qué no? me doy la oportunidad de acompañarla y visitar La Capilla de las Capuchinas construida por Luis Barragan en 1954, un edificio que genuinamente quiero presenciar, y lo digo de esta manera, porque no me fue posible entrar.
Salimos de mi casa aproximadamente a las 10:15 am, la música que nos acompañaba era el álbum de “All Encores” de Nils Frahm, era un día sumamente caluroso, y tal vez la elección de este álbum no fue la más fresca, para el clima. Ese día compartí con mi hermana, como la música puede producir sensaciones de calor o frescura. Por ejemplo durante el regreso debido al duro calor que se sentía decidí cambiar mi elección por el álbum de “In colour” de Jamie XX una elección mil veces más fresca, que acompañado del aire acondicionado la verdad es que hizo de un traslado en la calurosa megalópolis disfrutable.
Al llegar a Tlalpan la verdad es que me sorprendí, no esperaba que en una zona al sur como lo es Tlalpan encontrara ese rincón pintoresco y Mexicanismo que caracteriza la colonia del centro de Tlalpan. Lo primero que llamó mi atención fue el “Bazar algo diferente” que se encuentra en la calzada de Tlalpan, la verdad es que disfruto de comprar o a veces darme una escabullida en ropa de segunda mano, me gusta imaginar a los personajes que pudieron haber usado las prendas que compró u observó. Y también a veces me sorprende encontrar prendas casi como hechas a la medida, esto último me recuerda que soy uno más y que no soy tan único como a veces creo serlo jajaja.
Tlalpan, 2024.
Me estacioné a lado del parque Juana Azabache, y caminé al cajero más cercano para sacar dinero e ir a buscar algo de interés al bazar, no lo podía dejar pasar. Así que le pregunté a la doña del estacionamiento donde se encontraba el cajero más cercano y la conversación sucedió de la siguiente manera.
Buenos días Jefa, ¿Sabe donde puedo encontrar un cajero por aquí?
Uy no jóven, ese si esta hasta Tlalpan. dijo ella.
Pensé pues que no estamos en Tlalpan o ¿cómo funciona?
Yo le respondí, vale, jefa y ¿cómo llegó?
No, pues camina usted ahorita tres cuadras, da vuelta a la izquierda y ahí lo va encontrar. Respondió ella.
Pensé que la verdad Tlalpan no quedaría muy lejos entonces.
Muchas gracias que tenga buen día le dije, y nos despedimos.
Collage en Tlalpan 1, 2024.
Creo que pude haberle preguntado a Google Maps desde un principio, pero me hubiera perdido de esta peculiar interacción, solo me pareció curioso que la doña no quería que caminara mucho o yo que se. Me vio muy guapo y sin bloqueador, no quería que me asoleara, gracias doña. Pero bueno, camine al banco y mientras iba retratando fachadas de las casas de por ahí. Me acordé de una foto de Manuel Álvarez Bravo, en la cual se observa un señor y una chava caminando por la banqueta, la fachada de una casa que tiene unos tendederos con ropa colgando y una nube de lluvia en el cielo, pensé que tal vez la podría haber hecho en Tlalpan, aunque si mal no recuerdo, está tomada en Coyoacán. Tlalpan y Coyoacan tienen similitudes, pero me gusta más Tlalpan, hay menos gente y menos bullicio.
Tlalpan, 2024.
Al llegar al bazar, comencé a buscar ropita interesante, y a primera vista no encontré nada que me agradara, esperaba conseguir alguna playerita vintage del EZLN jajaja o alguna playera con el año de mi nacimiento, 1998, curiosamente solo había una de 1999, decepción. Buscaba unos pantalones como de traje para usarlos de manera casual, grises con rayas blancas, encontré unos que de largo me quedaban muy bien, pero el usuario anterior si tenía unos varios kilos más que yo, me imagine con una gran timba mientras me los probaba. Terminé llevándome una playerita polo estilo setentera y unos pantalones de vestir cafes por 120 pesos, fue una buena compra.
Tlalpan, 2024.
Después caminé a la capilla de las capuchinas, emocionado de conocer el sitio diseñado por Bárragan, al llegar esperaba que la puerta estuviera abierta y uno entrara y viera la luz amarillenta que he visto en ciertas fotos. Pero no fue así, el portón estaba cerrado, así que toque el timbre, y me abrió una monja o hermana (la verdad yo no sabia que se les decía hermana).
Le dije, hola buenas tardes, me interesa conocer la capilla.
Ella me respondió, Solo es con cita, tiene que llamar. Le doy el teléfono.
Le pregunté, oiga y no podría pasar a ver ya que estoy aquí.
Me comentó que el grupo de la visita ya estaba avanzado y que no se podía.
Comenzó a dictarme el teléfono el cual apunte.
Y volví a preguntarle, no me puedo dar una asomada de menos.
Y me dijo que no.
Collage en Tlalpan 2, 2024.
La verdad me quedé un tanto decepcionado, pero bueno, le desee un buen día y decidí investigar qué más había por visitar en las calles. Me meti a Google Maps y descubrí la Parroquia de San Agustín de las Cuevas, decidí que como no había podido entrar a la capilla, podía ir a ver otra capilla, tal vez estaba interesante. Fui a darme una vuelta, entré a la capilla y había una misa, la verdad decidí no quedarme, me generan tedio las misas, recorrí un poco la parroquia y me gusto el color anaranjado que contrastaba con el cielo.
Tlalpan, 2024.
Después decidí ir a sentarme frente al Kiosco de Tlalpan, y pensé que leería en una banca ahí. Pero decidí nuevamente buscar si no habia algun otro sitio que me interesara, así que nuevamente abrí mi Google Maps y busque lugarcillos que me llamaran la atención. Descubrí una librería/cafetería llamada: “Café Katsina / El desastre Librería”, me llamó la atención el nombre y decidí ir a conocerla, tal vez me podría comprar un buen libro, y tomarme una fresca agua mineral. Al entrar la verdad que no esperaba las editoriales y títulos que había, me encontré con un libro de Jorge Mendez-Blake, el libro de Sofía Táboas: Gama térmica y otros títulos de este estilo. Me pareció curioso, mientras seguía hurgando los libreros, pensé que no me llevaría ningún libro. De pronto me encontré con un gran tesoro que la verdad ni sabía que existía, Los diarios de David Wojnarowicz, desde que conoci a Wojnarowicz, me fascinaron sus fotografías con la máscara de Rimbaud, así como también los retratos que le hizo a Peter Hujar en el hospital entre muchas otras de sus obras, asi que decidi comprarmelo, aun no lo he abierto pero me fascina y entusiasma haberlo encontrado, disfruto leer mucho los pensamientos y reflexiones de artistas plásticos. Luego les contaré de Mathias Göeritz.
Autorretrato, 2024.
Pero bueno así fue como concluyo mi pequeño viaje conociendo el centro de Tlalpan, en una cafetería muy fresca y a todo dar, leyendo El hombre rebelde de Camus, y disfrutando de un agua mineral de mandarina. En compañía de un nuevo libro sobre el cúal tal vez en algún momento escribo.
Imagino a Wojnarowicz en la capilla de las capuchinas, retratándose con su máscara de Rimbaud.